El Derecho Civil, como rama del ordenamiento jurídico, se erige como el bastión que regula las relaciones interpersonales en la sociedad. Su importancia radica en la necesidad de establecer un marco normativo claro y preciso que permita a los individuos convivir en armonía, previendo y resolviendo conflictos de manera pacífica.

Una de las instituciones más relevantes del derecho civil es el contrato. Este acuerdo de voluntades, libremente manifestado, genera obligaciones y derechos entre las partes involucradas. La relevancia del contrato reside en su capacidad para generar certeza jurídica, al establecer las reglas del juego bajo las cuales se desarrollará una determinada relación. En este sentido, el contrato actúa como un instrumento de paz social, al evitar que las partes recurran a la fuerza para resolver sus diferencias.

La importancia del contrato en la resolución de controversias se debe a varios factores. En primer lugar, el contrato constituye la ley entre las partes, es decir, es la norma que ellas mismas se han dado. En segundo lugar, el contrato proporciona un elemento de prueba fundamental para determinar los derechos y obligaciones de cada una de las partes. Y en tercer lugar, el contrato permite al juez adoptar una decisión más justa y equitativa, al basarse en la voluntad de las partes expresada en el momento de celebrar el acuerdo.